Los dos estilos diferentes del Atlético de Madrid y el Barcelona confluyeron ayer sábado en un empate en el estadio “Wanda Metropolitano”, escenario de un duelo intenso, ideado desde la defensa por el conjunto rojiblanco e igualado por el equipo azulgrana desde el ataque y un gol de Luis Suárez en el minuto 81.
Un punto para el líder de la clasificación conseguido en el tramo final, pero perseguido, hasta merecido quizá por ocasiones, un rato antes, desde que terminó el primer tiempo con el Atlético al frente del marcador con un gol de Saúl Ñíguez e inabordable en su defensa, más accesible en la reanudación ante Lionel Messi y Luis Suárez.
Atlético tenía muy afinado su plan. No asumiría más riesgos de los que le provocara su adversario, el Barcelona, consciente desde el primer minuto que la responsabilidad de la pelota sería suya y que delante tendría un muro de futbolistas.
También que tal panorama le exigía un ejercicio de paciencia, movilidad y precisión. O una individualidad de Messi que se lo vio poco durante las jugadas de ataque.
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