Un golazo del argentino Ángel Correa, una demostración de eficacia del Atlético de Madrid cuando el partido se movía en un inapelable 0-0, resolvió la victoria del conjunto rojiblanco, el único hoy por hoy que cree que la Liga aún no está sentenciada, ganador frente a un Valencia conformista e inofensivo.
Aún a una distancia considerable del liderato de Barcelona, nueve puntos, sin salirse del partido a partido mientras reafirma su segunda posición en el campeonato, Atlético mantiene su ambición. Él jugó para ganar, Valencia solo para empatar.
Si el partido ya tenía una enorme transcendencia, por la segunda posición y por la Liga de Campeones, todo se elevó aún más con el empate de Barcelona frente a Espanyol, un aliciente gigantesco para un duelo de altura.
Aún en el primer tiempo, se encomendó Valencia a los fenomenales reflejos del portero brasileño, que no le bastaron después, ya en la segunda parte, al borde de la hora de juego, con el derechazo formidable e imparable de Correa desde fuera del área anotó el único gol en un partido complejo.
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