La selección española regresó a Río de Janeiro, ciudad en la que disputará en Maracaná la final de la Copa Confederaciones ante Brasil, tras el sufrido triunfo en la tanda de penaltis de semifinales contra Italia y el vuelo que completaron ayer desde Fortaleza.
España completó su último vuelo antes de regresar a casa. Tras acceder a la final empatando a cero con Italia, gracias a una perfecta tanda de penaltis en la que marcaron sus siete lanzadores, los internacionales españoles se pegaron un madrugón para abandonar el hotel de concentración en Fortaleza a las 8.00 horas y partir en el vuelo chárter a Río uno hora después.
España regresa al hotel en el que estuvo concentrado en Río de Janiero para disputar la segunda jornada de la fase de grupos del torneo, ante Tahití, y el objetivo el cuerpo técnico es recuperar a los jugadores del gran desgaste que realizaron en el partido de 120 minutos, que preocupa para la final sumado a que España tiene un día menos de descanso que Brasil.
Con Roberto Soldado prácticamente descartado para la final por el edema muscular que sufre, la atención se centra en la evolución de Cesc Fábregas. Vicente del Bosque no le forzó en semifinales con el deseo de que pueda ser titular en Maracaná. El futbolista es optimista y según dijo a Efe piensa que podrá participar ante Brasil.
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