Levante, después de tres derrotas seguidas, volvió al camino de la victoria con una goleada al contragolpe ante el Sporting de Gijón, que mostró carencias en defensa y se vio desarbolado con dos goles al principio del segundo tiempo.
Sporting solo fue superior al Levante desde que recibió el 1-0 hasta el descanso, mientras su centro del campo se impuso al juego en largo del Levante.
Sin embargo, sus errores en defensa le condenaron ante un rival que le cedió el terreno de juego para salir a la contra y disfrutó con más facilidad de la prevista de los espacios que esperaba encontrar para resolver el partido.
La primera parte tuvo dos fases. Hasta el gol, el Levante impuso su juego de balones largos y apenas dio opciones al Sporting para acercarse a su portería, mientras que tras el tanto de Barkero, el equipo asturiano dominó más la pelota, se adueñó del centro del campo y jugó mejor que el Levante.
Por lo que a ocasiones se refiere, el Levante aprovechó la suya en un balón robado por Koné a un defensor visitante, que le permitió avanzar y ceder a Barkero para que marcara con la derecha.
Sporting, en cambio, en acciones aisladas dispuso de tres ocasiones en el primer periodo con una chilena de De las Cuevas, un cabezazo de Barral y, casi en el descanso, una nueva opción para De las Cuevas.
Cuando el partido llegó al descanso, el Levante necesitaba más que el Sporting pasar por el vestuario, ya que cada vez llegaba menos a la meta de Juan Pablo y la capacidad de maniobra de su rival en la zona ancha era cada vez mayor.
La segunda parte empezó de la mejor manera posible para el equipo local, con dos goles que hundieron definitivamente al Sporting en muy pocos minutos.
En el primer minuto de juego de la reanudación llegó el 2-0 en una buena recuperación de balón del equipo local conducida por Juanlu y que culminó Valdo. Casi de inmediato, Munúa evitó el gol del Sporting con una gran parada y en la acción posterior, Kone puso el 3-0 en una contra perfecta.
Faltaban casi cuarenta minutos para el final y todo parecía resuelto.
Pese a ello, poco después llegó el 4-0 en una falta que Del Horno envió al larguero y que Koné remachó ante la pasividad de la defensa del equipo asturiano, que no estuvo bien en ninguno de los cuatro tantos recibidos.
A partir de ese momento, el partido, aunque fue de ida y vuelta, perdió intensidad y varios jugadores, en ambos equipos, empezaron a hacer la guerra por su cuenta con exceso de individualismo.
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