El Athletic de Bilbao y el Sparta de Praga han ofrecido el jueves una gris despedida europea al casi centenario San Mamés, un choque sin goles del que la afición del equipo rojiblanco difícilmente se acordaría sino fuese por lo señalado de la fecha.
El Athletic jugará la próxima temporada en un nuevo estadio y ésta era la última vez que acogía un partido europeo, el número 76 de su historia.
El encuentro, no obstante, ha estado a la altura de lo intrascendente que era, ya que ninguno de los dos equipos se jugaba nada en él. El bilbaíno porque ya no tenía opciones de clasificación después de una mala trayectoria en una competición de la que aún es el vigente subcampeón; y el checo porque había hecho los deberes hace dos semanas empatando en casa con el Olympique de Lyon.
Entre los alicientes de los locales, además del de despedir a la vieja 'Catedral' de los partidos de los que más ha disfrutado, estaban también ver cómo había caído entre la afición la confirmación por parte del propio jugador de que Fernando Llorente se marchará al final de temporada, y el rendimiento de los jóvenes "cachorros" que debutaron la semana pasada en Israel.
El inicio del partido estuvo marcado por el recibimiento a Llorente, cuya figura dividió de nuevo a la afición de San Mamés. Aunque el hecho de haber confirmado ya con sus propias palabras su marcha a final de curso alimentó la convicción de sus detractores y debilitó la posición de a quienes no gusta que le piten.
Marcelo Bielsa acabó haciendo un favor al campeón del mundo cuando le cambió en el descanso sin exponerle a un nuevo juicio de la grada.
Con la mirada más fuera que sobre el terreno de juego, Iker Munain gozó en el minuto dos de la primera ocasión del choque, un disparo desde dentro del área que se le marchó desviado.
En el minuto 13 quedó sin sancionar un flagrante agarrón a Llorente en un centro desde la derecha. Y tres minutos después, un buen disparo de Skalak se estrelló en el larguero y cerró un primer cuarto de hora bastante interesante.
Se afeó el encuentro en adelante ante la intrascendencia del resultado. Para el Athletic, lo mejor era el rendimiento de sus jóvenes centrales, los todavía juveniles Jonas Ramalho (19 años), que en la segunda mitad se ubicó en el lateral derecho, y Aymeric Laporte (18). El primero valiente, rápido y agresivo, el segundo atrevido y con buena salida de balón.
El propio Laporte protagonizó la última jugada con cierto peligro antes del descanso, un cabezazo tras un córner que salió desviado.
La segunda mitad comenzó con el choque escorado hacia la meta de Raúl Fernández, frente al cual Kaderabek y Skalak fueron incapaces de definir como correspondía dos jugadas muy parecidas en las que se plantaron solos frente al meta bilbaíno llegado por el carril del 8.
El primero cruzó demasiado su lanzamiento, flojo en todo caso, y al segundo, que chutó más fuerte la pelota se le fue al lateral de la red. Así, Raúl suma cuatro de los cinco partidos que lleva jugados esta temporada sin recibir un gol.
Ya en la parte final del choque, al inicio del último cuarto de hora, en los minutos 75 y 76, el Athletic buscó el gol con dos disparos de Isma López y Morán.
Un cabezazo de Aduriz fuera cerró el choque y la historia europea de la vieja 'Catedral': el legendario y casi centenario San Mamés.
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