El Real Zaragoza y el Granada firmaron un empate sin goles en el duelo de equipos necesitados de puntos que no ayuda en exceso a ninguno y les mantiene al borde del abismo.
El conjunto local continúa inmerso en un oscuro y lóbrego túnel en el 2013 del que no sabe cómo salir, mientras que el equipo granadino suma un punto lejos de su estadio, pero lleva cuatro partidos consecutivos sin ganar y sumando sólo el punto logrado en La Romareda, aunque, por lo visto en la segunda mitad el punto parece ser un buen premio.
A pesar de no entrar en zona de descenso las sensaciones que transmite el equipo maño son poco positivas porque es incapaz de revertir la situación que vive en una cuesta abajo permanente.
El Granada, que había remontado con la llegada de los nuevos fichajes, tampoco parece vivir su mejor momento aunque al menos puntuó en campo ajeno y evitó que un directo rival en la lucha por evitar el descenso sumara los tres puntos.
Al equipo aragonés pareció pesarle más la presión de la importancia de lo que había en juego, lo que se tradujo en muchos problemas para realizar jugadas enlazadas, ante un Granada más suelto y que aprovechaba las pérdidas de balón locales en medio campo para crear bastante peligro.
De hecho, el conjunto andaluz fue el que tuvo las mejores ocasiones de la primera mitad ante un Zaragoza atropellado en algunos momentos y en otros con una evidente falta de ideas en la combinación.
El Granada dio ya un primer aviso en el minuto 3 de juego con un remate cruzado de cabeza del nigeriano Odon Ighalo ajustado al poste.
Al conjunto maño le costaba mucho mantener el balón y jugarlo por la presión rival y apenas tuvo ocasiones en este primer periodo, la más clara un centro raso de Rubén Rochina al que no llegaron los puntas por muy poco.
El resto eran centros elevados que no ofrecían ninguna dificultad al meta foráneo, Antonio Rodríguez "Toño".
Los saques de esquina producidos tras contraataques del equipo de Lucas Alcaraz creaban muchos problemas a un Real Zaragoza que parecía temeroso a balón parado.
Fruto de ello, en el minuto 20, llegó la opción más clara del equipo visitante. Ighalo, de nuevo de cabeza, tocó un balón en saque de esquina que acabó en el poste de la portería de Leo Franco.
A partir de entonces el equipo de Manolo Jiménez encontró algún hueco más en la red tejida por el equipo nazarí pero no supo culminar las combinaciones que enlazó.
La última oportunidad de este periodo la tuvo, una vez más, un Ighalo muy activo que se ofrecía constantemente al burlar el fuera de juego en un pase largo, aunque el meta local, Leo Franco, estuvo muy atento y abortó la jugada.
Tras el descanso las oportunidades prácticamente brillaron por su ausencia, contrariamente a lo que hubiera parecido porque el cansancio podía propiciar más espacios.
Posiblemente el miedo a perder en los dos contendientes fue mas fuerte que el ansia por ganar, especialmente en un Granada más conservador.
Si en la primera parte había sido el único que tuvo posibilidades reales de marcar en la segunda estuvo inédito en este aspecto, mientras que los propietarios del terreno tuvieron su opción para abrir el marcador en el minuto 66 por medio de un cabezazo del rumano Cristian Sapunaru en un saque de falta al que respondió con gran acierto Toño.
Diez después un recién ingresado Stefan Babovic puso a prueba a Toño de nuevo, pero el cancerbero volvió a responder con eficiencia, y ahí se acabó la pólvora zaragocista que pareció escasa para intentar ganar un partido.
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