Un gol de falta del francés Antoine Griezmann, ayudado por el desvío de la barrera, y una parada clave del esloveno Jan Oblak, en el segundo tiempo, transformaron un partido trabajado en tres puntos para el Atlético de Madrid, discutidos hasta el final por la competitividad de Las Palmas (1-0).
Nunca se sintió derrotado el equipo canario ni tampoco contó con la seguridad de la victoria el conjunto rojiblanco hasta el tramo final de un choque sin demasiadas ocasiones, con todo el primer tiempo bajo el control del conjunto local, a ratos del segundo, con Las Palmas cerca del empate y concluido con un triunfo práctico.
La reinvención del Atlético mantiene su esencia. Y a Griezmann, una garantía para cualquier proyecto, más para uno diseñado para grandes metas. El francés marca las diferencias desde allá por el mes de diciembre del pasado año, desde que completó un rodaje con el equipo con el que ya suma 26 goles oficiales en apenas un año.
Fue el máximo goleador de la pasada temporada en el Atlético, el primero de ésta y ya ha demostrado sus múltiples recursos para batir las porterías contrarias. Este sábado añadió uno más, de falta directa, cierto que con la colaboración involuntaria de un desvío en la barrera que descolocó decisivamente al guardameta Raúl Lizoain.
Era el minuto 15, la única ocasión anterior de los locales también había surgido de las botas de Griezmann, de media chilena, y Las Palmas había competido bien desde el punto de vista defensivo, agobiado por pasajes, pero solvente la mayoría de las veces, sujetado por una zaga de cinco hombres exigente para el Atlético.
Añadido un centro del campo con cuatro futbolistas y la implicación defensiva de su delantero Araujo, contuvo casi todas las salidas vertiginosas del conjunto rojiblanco, obligado a posesiones más largas y transiciones más pacientes, por mucho que arriba cuente con una velocidad que lo hace siempre temible para sus adversarios.
No entró apenas en juego en toda la hora que jugó el colombiano Jackson Martínez, en su debut oficial con el Atlético, como tampoco jugaron cómodos casi nunca Óliver Torres, con algún detalle, y Koke Resurrección, esenciales en su fútbol ofensivo y reubicados con el paso de los minutos, a veces por dentro y a veces por fuera.
En el otro área tampoco generó nada Las Palmas en todo el primer tiempo, no sólo porque la defensa rojiblanca es firme, sino porque Gabi y Tiago también lo son en el medio, hasta que asustó al Atlético desde la estrategia en la segunda mitad, con un cabezazo de David Simón al larguero, para discutir el control del bloque local.
Necesitaba más precisión, más movimiento y más rapidez el Atlético, como también más irrupciones de Griezmann entre líneas o más allá, los momentos en que el conjunto rojiblanco sí planteó dudas atrás a Las Palmas, demasiado esporádicos mientras Simeone le daba vueltas al dibujo de su equipo, ya con Fernando Torres y el debutante Ángel Correa dentro del campo para la media hora final.
Un aire nuevo en ataque en un partido incierto por el marcador, por el paso adelante de Las Palmas, aún más cuando otra jugada de estrategia reclamó una estirada salvadora de Jan Oblak, y por el lapsus ofensivo del Atlético, interrumpido con una acción de Filipe Luis, pero ya sin el duelo tan controlado como en el primer acto.
Superado un rato de inquietud, el Atlético recobró el dominio, dio un balón en el poste, en una falta directa de Koke, ya camino de los tres puntos, con una victoria más cuantificable en lo numérico que en lo estético, con Griezmann y Oblak como protagonistas y el equipo arriba en la tabla mientras alcanza su mejor versión.
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