Un tanto de Xavi Hernández en el minuto 87 ha servido al Barcelona para abrir el marcador ante el Granada, firmar su quinta victoria consecutiva y acabar con el lío que le había planteado hasta entonces el equipo andaluz, quien en el tiempo añadido vio cómo su defensa Borja Gómez se marcó el 2-0 en propia puerta.
El Barça consiguió lo que perseguía, pero no mostró un buen fútbol. Fue jugando con 3-4-3 cuando los de Tito Vilanova se vieron más cómodos, aunque para entonces la diferencia estuvo en la portería, porque el meta del Granada Toño estuvo sublime con hasta ocho paradas de mérito.
El lío para los catalanes lo deshizo Xavi. El capitán barcelonista, que entró en el minuto 53, remató con el exterior en el minuto 87 y aseguró la victoria. El 2-0 fue anecdótico.
Masticar el partido ante un equipo con mucho oficio y con el sello de un entrenador criado en la Segunda División, José Antonio Anquela. El Barça se encontró con un escenario repetido. Demasiada densidad en la zona de construcción del rival y falta de circulación del balón por parte de los de Vilanova, que hoy regresó al banquillo tras su sanción.
Sin Xavi, que no jugó de salida, la construcción era tarea para Cesc y Thiago, pero el peligro lo llevó casi siempre Dani Alves, con sus incursiones por la derecha. El Granada contraatacó con las subidas por esa banda de Siqueira, el más activo, junto con Brahimi, de los andaluces.
El Barcelona nunca se sintió cómodo. Le faltaba velocidad de balón y eso no lo encontró hasta el último tercio del primer tiempo. Hasta entonces, el Granada había jugado muy bien sus bazas: presión, acumulación de jugadores en su área e intentar jugar a la contra.
Floro Flores (m.9), Mikel Rico (m.11) y especialmente Siqueira (m.30) acecharon la meta de Valdés, pero en cuanto los azulgrana pusieron más intensidad, las ocasiones se sucedieron ante la portería de Toño.
La tuvo Cesc, con un remate cercano, y después Messi se encontró con la defensa en un par de jugadas. El Barça, muy lejos de ser brillante, se movió a dentelladas, con voracidad, pero sin acierto, un escenario que recordó demasiado al partido europeo de hace pocos días ante el Spartak de Moscú en el que los azulgrana tuvieron que remontar.
Al intermedio se llegó sin goles y con una imagen que dibuja la situación: la de la discusión entre Messi y Villa por una jugada en la que el asturiano no jugó de primeras con el argentino.
No lo vio nada claro Vilanova y puso en juego a Xavi y Pedro por Thiago y Villa en el minuto 53, a pesar de que en siete minutos, los azulgrana tuvieron dos ocasiones por medio de Villa y de Song.
Con Xavi, el Barça mejoró en la circulación y en el criterio de juego, las ocasiones se multiplicaron, el Granada
reculó cada vez más y a los de Vilanova, aunque no les sobraba imaginación, sí cercaron más la meta de Toño.
Messi dispuso de una clarísima opción ante el meta andaluz, que no aprovechó, y Cesc empezó a descubrir quién era el responsable de que el empate tuviera continuara en el marcador: Toño.
Cambió el dibujo el Barça. Jugó con 3-4-3 después de la entrada de Tello por Adriano (m.73). En los minutos siguientes, Toño se multiplicó con grandes paradas a tiros de Cesc y de Xavi y en la parte final, el partido se volvió descontrolado.
El Barça arriesgó con tres atrás y cuatro delanteros. Si Toño estuvo estelar, Valdés salvó prácticamente el 0-1 en una acción ante Orellana en los minutos finales. Después apareció Xavi y su gol y el tanto en propia puerta de Borja Gómez.
La victoria es la quinta consecutiva en Liga. Quince puntos sobre quince posibles y máxima presión para los rivales, pero el fútbol del Barça no está a la altura de sus números.
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