Una auténtica muralla del Levante que no tuvo ninguna fisura fue suficiente para que el conjunto valenciano arrancara un punto ante el Sevilla, que lo intentó con muchas ganas pero sin acierto, lo que se tradujo en un empate que mantiene al equipo visitante en puestos europeos.
El Levante, que no tiró a puerta ni una sola vez durante todo el partido y dejó inédito al meta Andrés Palop, suma cuatro jornadas sin perder y diecisiete puntos, mientras que el Sevilla, con quince, perdió una gran oportunidad de auparse a la quinta plaza de la clasificación.
El conjunto valenciano se dispuso sobre el terreno adelantado en los primeros minutos, con una presión sobre la línea defensiva local para complicar la salida del balón de los hombres que entrena José Miguel González 'Míchel', pero los sevillistas intentaron superar esa adversidad con juego directo.
El Levante mostró buenas maneras y mucha confianza en un juego que le presentó en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán con tres triunfos consecutivos en la Liga y en puestos europeos, aunque el rival, fuerte como local en lo que va de temporada, con tres victorias y solo una derrota, frente al Barcelona y que llegó en la prolongación del choque, también enseñó sus buenas intenciones y progresivamente tomó el mando del encuentro.
La formación hispalense hizo recular a sus adversarios, quienes no tuvieron problemas en acumular hasta una línea de seis hombres ante el meta uruguayo Gustavo Munúa para estar siempre en superioridad numérica.
Jesús Navas, por la derecha, y Antonio Luna, por la izquierda, estuvieron participativos pero se encontraron poco con Álvaro Negredo, lo que propició que el Sevilla lo intentaran con lanzamientos desde fuera del área.
No pasó de esa manera muchos problemas el equipo de Juan Ignacio Martínez, que vio correr el reloj sin ninguna prisa y a la espera de que le llegara su oportunidad en alguna contra, pero su hombre más adelantado, el nigeriano Obafemi Martins, no tuvo opciones ante la pareja de centrales formada por el argentino Federico Fazio y el bosnio Emir Spahic.
El partido se acercó así al descanso con la percepción de que de llegar algún gol sería en alguna acción aislada o a balón parado porque el control entre ambos conjuntos fue grande.
La segunda parte fue parecida, con el Sevilla tocando mucho el balón de un lado a otro pero sin encontrar la vía para sorprender a un rival muy físico y bien posicionado, que hizo poco por atacar pero que en la defensa tuvo mucha suficiencia y siempre superioridad.
Míchel, a la hora de juego, le dio salida a José Antonio Reyes por el centrocampista holandés Hedwiges Maduro para buscar otra solución en ataque, aunque también eso propició algunos huecos en la retaguardia local para que se aprovecharan de ellos los visitantes.
Los sevillistas, a balón parado, lo intentaron sin acierto y el con el paso del partido llegaron los nerviosismos y las precipitaciones, que se pusieron de parte de los levantinistas, que consideraron el botín del empate como bueno después de que se metieran en el último cuarto de hora del choque sin tirar ni una vez a la puerta que defendió un aburrido Andrés Palop.
Un remate a la cruceta de José Gómez Campaña y el rechace que no lo aprovechó solo el senegalés Babá Diawara pudieron poner el 1-0 en el minuto 84, pero el tanto no llegó ni tampoco después en un asedio infructuoso hasta al conclusión de choque.
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