Málaga cortó una racha negativa de tres derrotas consecutivas con una victoria discutida por el Espanyol por un penalti de Romaric, que tocó supuestamente el balón con la mano tras un lanzamiento de Jesús Gámez, aunque el equipo local mereció algún gol más, sobre todo en la primera parte.
En un principio el Espanyol era la víctima propicia para el Málaga, porque en veinte partidos que se han enfrentado los malaguistas vencieron en once ocasiones, siete de ellas en La Rosaleda, por lo que el favorito era el equipo local, a pesar de la incertidumbre y de las dudas.
El Espanyol no salió asustando. Al revés, salió vivo, atacando, aunque el Málaga no se asustó y en apenas cinco minutos un balón en profundidad por la banda izquierda que controla Monreal y su pase lo aprovecha Rondón, para empujar el balón dentro de la portería de Cristián Alvarez.
El conjunto malagueño era otro, presionaba, tenía el balón y la actitud era completamente diferente a las de los otros tres partidos. Cazorla, Duda, Isco y Rondón, creaban muchos problemas al centro del campo y a la defensa del rival. Con espacios, el Málaga era muy superior.
El equipo españolista no podía con la presión del Málaga y la rapidez de las bandas malaguistas. Rondón, que volvía a la titularidad, muy activo, tuvo el segundo gol, pero su lanzamiento completamente sólo lo despejó Cristian Alvarez. Era un monólogo y un solo equipo en el campo.
Rondón, tras un pase de Duda se queda delante de Cristián Alvarez y su vaselina la intuye el guardameta argentino, cuyo rechace le llega nuevamente al delantero venezolano que dispara, pero en la misma línea de gol el defensa Raúl Rodríguez, evitó el segundo tanto del encuentro.
El dominio era total, jugando por las bandas y sin muchos problemas defensivos ante un Espanyol, que no encontraba el momento y el lugar para intentar crear alguna ocasión. Llegando al descanso una falta lateral por la izquierda la aprovechó el delantero Alvaro para de cabeza batir a un mal situado Caballero.
La única ocasión en los primeros cuarenta y cinco minutos la aprovechó el equipo dirigido por Mauricio Pochettino, que se llevó un premio, quizás, demasiado bueno para el juego realizado, pero las acciones de estrategia son un arma importante, que dan muchos puntos.
El Málaga, sorprendido, salió como en la primera parte, presionando y moviendo el balón, aunque el Espanyol, con el empate, tenía más campo para realizar su juego al contragolpe. Un córner lanzado por Cazorla, peina el balón Mathijsen y Demichelis, no llega por escasos centímetros a tocar el esférico.
Fue un aviso, pero Pochettino, observó las dificultades y las acciones por la banda derecha de su equipo y cambió a Weiss por el delantero Sergio García, que protagonizó una espectacular jugada cuyo disparo lo frenó Caballero y en la segunda jugada Alvaro, lanzó al poste.
Málaga no se esperaba esos acontecimientos subrayados por el Espanyol y se fue a por el triunfo. Joaquín, lo tuvo, pero Cristián Alvarez desbarató el lanzamiento con la pierna derecha, y en esa misma jugada Gámez, protagonizó el penalti, porque su disparo tocó según el asistente de Delgado Ferreiro en la mano de Romaric, que aprovechó Apoño para batir al guardameta argentino del conjunto españolista.
Todo había cambiado, el Málaga pudo sentenciar con varias ocasiones de Joaquín y Rondón y el Espanyol, se fue al área contraria obsesivamente, pero sin poder conseguir el tanto del empate.
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