Un nuevo error defensivo del Real Zaragoza, el enésimo en esta liga, le regaló la victoria al Valencia en un partido impropio de dos equipos de Primera División y que acabó dejando tocado al equipo maño.
Valencia hurgó en la herida defensiva del Zaragoza, que venía de cometer graves errores en la anterior jornada contra el Osasuna, y no tuvo más que aprovechar un error del zaguero Efraín Juárez en el tramo final para hacerse con un partido que parecía caminar al empate sin goles por lo poco que habían ofrecido ambos conjuntos, pero especialmente el local.
Ambos equipos llegaban a este enfrentamiento con una sola victoria en los últimos cinco encuentros, que el conjunto "ché" rompió con el triunfo y que le permite apuntar a lo más alto ya que se mete en puestos de Liga de Campeones.
El hecho de que ambos equipos apostaran de inicio por adelantar mucho sus defensas supuso que se jugara en apenas 30 metros y que propiciara constantes pérdidas de balón en ambos bandos por la presión que se ejercía en dicho espacio y, cuando no era así, se recurría a las faltas tácticas.
Nadie era capaz de combinar varias veces seguidas, aunque eran los valencianistas los que dominaban ligeramente ante un Zaragoza muy preocupado de cerrar espacios y que dejaba demasiado solo en punta a Hélder Postiga.
El fútbol brillaba por su ausencia y los primeros 45 minutos se convirtieron en una abominación del juego ante el bostezo de los aficionados.
El conjunto de Unai Emery remató a poco de empezar por medio de Dani Parejo al lateral de la red y en el 17 le fue anulado un gol a Mehmet Topal por fuera de juego.
Ese fue todo el bagaje ofensivo visitante frente a ningún remate entre los tres palos de los propietarios del terreno. Así era fácil comprender que continuara el resultado con el que comenzó el encuentro.
Real Zaragoza consiguió sacar al partido de su sopor en un par de ocasiones gracias a dos arranques, en los que aceleró sus acciones, el primero mediado este periodo y el segundo al final del mismo, pero que apenas duraron cinco minutos y tuvieron un efecto gaseosa.
Si los aficionados pensaban que la segunda mitad no podía ser peor que la primera se equivocaron. En muchos momentos pareció un partido de patio de colegio con el balón pasando de propiedad en un solo toque reiteradas veces.
A partir de mediado este periodo el conjunto levantino pareció dar un paso adelante ante un Zaragoza que seguía inoperante en ataque, a pesar de que el cansancio de ambos conjuntos permitió que se rompiera el orden táctico.
Sin embargo, lo que decidió la suerte del encuentro no fue un acierto sino un nuevo fallo defensivo del conjunto de Javier Aguirre, que después de unos partidos en los que parecía haber experimentado una progresión ha sufrido un retroceso en su juego.
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