Un gol de Víctor Casadesús en la primera parte ha certificado la permanencia matemática del Mallorca ante un Real Zaragoza cada vez más hundido en la tabla de clasificaciones.
El triunfo mallorquinista, el undécimo de la temporada, se fraguó en la primera parte (min. 33) con un cabezazo de Víctor tras un córner. Después, el equipo de Joaquín Caparrós se dedicó a defender esa ventaja acumulando jugadores atrás.
Al finalizar el partido, los jugadores del Mallorca y el banquillo celebraron la permanencia en el centro del campo con el himno del club sonando por los altavoces y ante el júbilo de sus aficionados.
El Zaragoza, por su parte, ha sufrido la derrota 19 de la temporada en el mismo escenario donde se confirmó su último descenso, en el año 2008.
El equipo balear marcó en el minuto 33 el gol que le garantizaba de manera provisional un año más la continuidad en Primera división, y lo hizo a la salida de un córner, tras un certero cabezazo de Víctor Casadesús.
La ventaja en el marcador premió el esfuerzo mallorquinista, que no su superioridad sobre el terreno de juego, e hizo olvidar el gol anulado de manera muy rigurosa al central Chico (min. 23) por un fuera de juego inexistente.
El Zaragoza había jugado un partido correcto, llegando en contadas ocasiones con peligro hasta la portería de Dudú Aouate, pero su juego fue inconsistente e irregular.
Los nervios por su precaria situación en la tabla jugaron una mala pasada, a ratos, a los zaragocistas, circunstancia que se agravó tras el gol de Víctor.
Como era de esperar, el equipo de Manolo Jiménez salió con decisión en la segunda parte en busca del empate -Edu Oriol sustituyó a Dujmovic- y se estiró sus líneas ante el repliegue voluntario de los baleares.
Lafita (min. 11) pudo empatar tras una falta directa, pero no conectó con el balón cuando se encontraba a puerta vacía.
El Mallorca, con el reloj a su favor, esperó el contragolpe definitivo agazapado en su campo, pero a costa de sufrir la presión constante de un rival que iba a luchar hasta el final.
El nivel del juego mallorquinista descendió a pasos acelerados y primó más el pelotazo que las jugadas elaboradas, todo ello ante el enfado de parte de la afición, que exteriorizó su malestar con silbidos.
El balón circuló mucho más por la zona del Mallorca en el tramo final.
El Zaragoza, a la desesperada, buscó el empate con ahínco, pero el conjunto balear se parapetó con acierto en su aérea, defendiendo un gol que certificaba su permanencia matemática por decimosexto año consecutivo.
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