Sporting se hizo con los tres puntos ante un Levante que se adelantó dos veces en el marcador pero que sucumbió ante el mayor empuje de los locales, que, no obstante, volvieron a evidenciar su flojedad defensiva que le esta condenando a la última posición de la clasificación.
El Sporting fue recibido con pitos en su salida a calentar, y a la encendida defensa que a lo largo de la semana hizo Javier Clemente del máximo accionista del club José Fernández, la afición respondió con al menos media docena de pancartas en las que pidió, una vez más, la marcha del técnico.
En esa tesitura, el equipo gijonés afrontaba una de las últimas oportunidades que le quedaban para seguir sintiéndose vivo en la Primera División. Y salió mucho más concentrado y dispuesto a comerse al rival que en partidos anteriores, mientras que el Levante decidió oponer un ritmo pausado con la intención de no perder el balón.
La primera ocasión fue rojiblanca cuando apenas se llevaban jugados dos minutos en un disparo lejano de De las Cuevas que salió rozando el poste derecho de la portería defendida por Munúa. Pocos minutos después una gran combinación entre Trejo y Barral dejó a éste en inmejorable posición, pero el delantero se entretuvo y permitió a la defensa despejar a córner.
Los locales estaban realizando un buen fútbol y poniendo mucha entrega, que es lo mínimo que exige la afición, y el juego se desarrollaba en su mayor parte en las inmediaciones del área visitante, pero de nuevo los rojiblancos se vieron afectados por un fallo colectivo que les costó un gol. Fue el minuto 15, con un remate a bocajarro de Valdo.
El gol fue recibido por la afición local con una sonora bronca a los jugadores y en especial a Canella, a quien estuvieron pitando durante varios minutos, hasta que Trejo estableció el empate.
El Sporting llegó al descanso con mejores perspectivas de poder hacerse con los tres puntos ante un Levante que jugó una primera parte muy parsimoniosa pero que se vio agraciado con el enésimo fallo de la zaga rojiblanca, la misma que la pasada temporada fue la tercera menos goleada de Primera.
Vista la primera parte que realizó su equipo, error defensivo aparte, los aficionados recibieron a su equipo con aplausos en su salida tras el descanso y los jugadores fueron a por el partido con el mismo ímpetu y ganas que en el inicio del partido pero con idéntica falta de acierto en los metros finales.
En los momentos de mayor agobio para el Levante, Clemente realizó dos cambios simultáneos que levantaron la protesta unánime del graderío, ya que mandó a la caseta a Barral y Adrián Colunga, sustituidos por Ayoze y Sangoy. Y cuando apenas habían cesado los cánticos de protesta contra el entrenador, Konó estableció el 1-2 con un tiro raso y pegado al poste.
El Sporting volvió a acusar el golpe recibido y el Levante pasó a controlar el encuentro durante los siguientes minutos en los que Koné a punto estuvo de marcar el tercero en una jugada en la que Orfila rompió el fuera de juego y permitió al delantero levantinista plantarse solo en el área de Juan Pablo y disparar, pero el propio Orfila llegó a tiempo de impedir que el balón acabase en gol.
Lora, que estaba siendo el mejor jugador del Sporting, fue el autor del segundo empate para los gijoneses en un disparo desde fuera del área que nadie esperaba y que sorprendió a un Munúa que no llegó en su estirada.
El Sporting volvió a intentarlo con todas su fuerzas con el aliento de su afición que en pocos minutos pasaba de las protestas a los gritos de aliento. Los locales se lanzaron totalmente al ataque, y en otra jugada de garra el Sporting marcó el tercero, obra de Sangoy con un fuerte chut desde fuera del área.
A un minuto para el final David Navarro remató de cabeza un tanto bombeado y el balón, tras superar a Juan Pablo, se estrelló en el larguero.
En esta ocasión el Sporting tuvo la suerte que le faltó en los partidos ante Mallorca y Zaragoza y se llevó tres puntos que puede que no le sirvan para nada, pero que al menos sirven como desagravio para la sufrida afición local.media chilena de Toquero que sacó Julio César en una acrobática parada para sellar un empate final que dejó a ambos equipos tan satisfechos como descontentos.
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