El CD Mirandés, de la Segunda División B española, ha derrotado al Racing de Santander por 2-0 en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, un resultado sorprendente ante otro Primera División, dado que ya eliminó al Villarreal en la ronda anterior.
El cuadro burgalés comenzó el partido impetuoso. Presionó con insistencia y dejó entrever que descaro no le iba a faltar. De este modo Pablo Infante se fabricó una jugada individual desde el costado que casi acarició el palo racinguista una vez transcurrido el primer minuto de partido.
Por su parte, el Racing de Juan José González, quien introdujo a varios jugadores no habituales en su once, dejó hacer a las locales, encomendándose a la teórica mayor pegada al contragolpe de sus hombres.
Pero enseguida se dio cuenta de que al CD Mirandés no le ardía el balón en sus pies, por lo que subió unos metros su línea de presión con el fin de boicotear las transiciones iniciadas en Garro y Muneta, los medios centro del conjunto burgalés.
No obstante, solo encontraba peligro en las caídas a banda de sus delanteros, Jairo y Stuani, y en los centros que, ocasionalmente, colgaba Munitis por la derecha.
Mientras, el Mirandés no variaba un ápice su libro de estilo pese a la mayor agresividad que el conjunto cántabro disponía. Jugaba el balón desde atrás sin que le temblase el pulso y, en los metros finales, lucía una gran movilidad que se tradujo en una nueva ocasión clara para su máximo goleador, Pablo Infante.
Paradójicamente, vista la diferencia de categoría, el Racing de Santander perseguía sombras y apenas acunaba el esférico, pues su única solución empezaba a ser el balón en largo y la segunda jugada.
Sin embargo, hacia la media hora de juego, la presión local decreció en intensidad, permitiendo que el Racing acaparara más posesión y que lograse su primera ocasión clara, aunque ésta fue anulada por el juez de línea por fuera de juego de Cristian, quien remachó a la red una falta botada por Munitis.
Un susto que no amedrentó a los locales, quienes enseguida hilvanaron una gran jugada que, finalmente, remató en la línea de gol y sin oposición Pablo Infante tras el disparó cruzado de Alaín. Corría el minuto 33 del partido y el CD Mirandés mandaba justamente en el electrónico (1-0).
Un varapalo para los cántabros, incapaces de derrumbar la firme colocación de la retaguardia burgalesa, la cual, en su único despiste, suspiró aliviada al ver cómo Stuani no atinaba a disparar entre los tres palos ante la media salida del guardameta Murcia.
Un halo de esperanza que se convirtió en mayor penumbra escasos minutos después, dado que el Mirandés volvió a adelantarse al borde del descanso. Martins envió al fondo de las mallas un buen centro desde la izquierda de Pablo Infante. Un segundo tanto que cerró el primer acto.
En el segundo, el CD Mirandés no bajó el pistón. Muestra de ello fueron los tres disparos consecutivos que repelió la defensa cántabra en los cuatro primeros minutos de juego. Dos más después, Pablo Infante cruzó de nuevo demasiado su remate en un nuevo alarde de vivacidad y decisión en las proximidades del área.
Ocasiones que precedieron a una fase en la que el Racing, con más empuje que orden, asedió al cuadro burgalés, impidiéndole, de este modo, manejar el balón como lo hizo en el primer tiempo.
Pero este "arreón" del Racing de Santander se fue diluyendo con el paso de los minutos, a la vez que el Mirandés volvía a encaramarse con peligro a los dominios de Mario Fernández cuando no apostaba por dormir el juego.
El Racing languidecía para regresar a Santander, tras la disputa de los noventa minutos, con la sensación de que ni siquiera pudo magullar a un equipo que juega sin complejos. La vuelta, en una semana en El Sardinero.
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