El contragolpe del Getafe encontró premio en un partido nivelado, con las fuerzas muy parejas en la primera parte y un mayor dominio local tras el descanso, aunque insuficiente para que los locales no perdieran a pesar de que la prolongación fue muy emocionante tras el gol de Rubén.
Al margen de esa intensidad final, el Levante ratificó que es un equipo en crisis y el Getafe que se encuentra al alza. Los locales quisieron, pero no pudieron y los visitantes hicieron un partido digno de contención, para aprovechar sus dos únicas oportunidades y sumar los tres puntos.
El fútbol brilló por su ausencia en la primera parte entre dos equipos que mostraron un potencial parejo, pero que ofrecieron muy poco, sobre todo en ataque.
Ni unos ni otros se aproximaron con peligro a la portería rival y los porteros de ambos equipos apenas tuvieron que intervenir antes del descanso.
Quizá el Levante llevó un poco más la iniciativa en el juego, pero las acciones coordinadas en ataque aparecieron con cuentagotas. El fútbol directo con balones largos lanzados por el meta uruguayo Gustavo Munúa en dirección al marfileño Aruna Koné no dio resultado a pesar de que el delantero, junto al centrocampista Javier Farinós fue lo mejor del equipo local.
Getafe se mostró como un equipo compacto, sin fisuras en defensa, pero sin apenas llegada. Tan insustancial fue el primer tiempo que hasta el único gol que se marcó llegó en una acción de fortuna. Aunque el pase a Dani Güiza fue meritorio, el gol llegó como consecuencia de un rebote a rechace de Munúa.
Sin que el Levante reaccionara ante el gol en contra el partido llegó a su ecuador con un premio excesivo para el conjunto madrileño.
Al principio del segundo tiempo, el Levante dispuso de un par de ocasiones para igualar, una de ellas con un remate de Koné al larguero (m.56), jugada que sirvió para que el equipo valenciano se lanzara al ataque, incrementara sus aproximaciones a la meta de Moyà y estuviera cerca del empate.
Getafe buscaba resolver el partido a la contra, pero apenas tenía salida, mientras que el dominio cada vez era más intenso, aunque improductivo, como se demostró en el fallo de Serrano de cara a puerta en el primer balón que tocó.
Fue el Getafe el que encontró premio al resolver, también tras un rechace de Munúa, el encuentro con el segundo gol, marcado por Diego Castro a siete minutos del final.
Antes de ese tanto, el Levante debió haber empatado el encuentro por presión y oportunidades, pero el equipo demostró que no está al nivel del principio de la temporada.
El conjunto madrileño, en el regreso al estadio levantinista del que ahora es su técnico, Luis García hizo un partido muy efectivo, que casi se le escapa en el arreón final del conjunto local, que acortó distancias en el marcador en el minuto 90 con el gol de penalti de Rubén.
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