Dispuso de un par de opciones a la contra para redondear en marcador pero las falló, mientras que al Betis le costó recuperarse del golpe del tercer tanto levantinista.
Cuando lo hizo, el partido entró en una fase de dominio visitante, con espacios para la contra del Levante, que se sentía cómodo frente a un rival que no era capaz, pese a tener el balón, de crear peligro ante la meta de Munúa.
El Betis bregaba en la zona ancha, pero la defensa del Levante resolvía sus aproximaciones con solvencia y, aunque cada vez con menos frecuencia, organizaba contragolpes que comprometían a los sevillanos.
A medida que pasaban el Betis intensificaba sus ataques, pero el conjunto de Juan Ignacio Martínez, sin descomponerse, neutralizó las acometidas del conjunto andaluz y llegar al final sin riesgo para quedarse con una victoria que en casa no lograba desde diciembre, cuando se impuso al Sevilla
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