El Barcelona continúa con su frenética persecución al Real Madrid en la liga española al vencer 0-2 al Mallorca con goles de Messi y Piqué, éste último cuando el equipo de Josep Guardiola jugaba con diez futbolistas por la expulsión de Thiago en el minuto 56.
El Barcelona se marchó al vestuario distanciado a tres puntos del Madrid, tras un encuentro en el que sus jugadores tuvieron que ponerse el mono de trabajo para defender el gol de Messi en inferioridad numérica.
Pero la isla sigue siendo tierra prometida para los azulgranas, donde han ganado en nueve de sus últimas diez visitas. Asimismo, Joaquín Caparrós sigue sin ganar al Barcelona como local.
El Mallorca, que se topó con un rival muy superior, tuvo cinco minutos explosivos en la primera parte. Llegó con peligro y puso en dificultades a la defensa de tres integrada por Mascherano, Piqué y Puyol.
Ausentes Dani Alves y Adriano Correia, Guardiola dejó en el banquillo al lateral del filial Martín Montoya y apostó por un esquema ambicioso pero arriesgado ante un rival muy motivado y en su mejor momento de la temporada.
El Barcelona tardó varios minutos en asentarse sobre el terreno de juego, pero cuando lo hizo marcó el ritmo más conveniente para sus intereses.
Los azulgranas, hoy de verde, demostraron que no venía a la isla de la calma a descansar, ni mucho menos.
Su objetivo era incrementar la presión sobre el Real Madrid e irse del campo distanciado tan sólo a tres puntos de su máximo rival en la lucha por el título.
Y lo hizo apoyado en sus argumentos de siempre, tan demoledores como efectivos: monopolio del balón y triangulaciones permanentes, abriendo el campo y agotando al rival.
En el minuto 24, Messi marcó el gol que colocaba al Barcelona a tiro de piedra del Real Madrid.
Una falta directa lanzada por el argentino al segundo palo, muy mal defendida por los mallorquinistas y que entró directamente en la portería, pese a que pareció que Alexis había tocado la pelota con la cabeza en la línea de gol. El Barcelona, casi sin quererlo, ya tenía ventaja en el marcador.
Poco antes, el propio Messi había fallado en una jugada -'un 'mano a mano'- en la que suele ser letal, al estrellar el balón en la cara del meta Aouate.
Después, el chileno Alexis Sánchez remató al larguero (min. 32) en pleno dominio de un Barça al que sólo le faltaba un segundo gol para vivir una tarde plácida del todo.
El Mallorca de Caparrós sólo tuvo esos minutos fulgurantes del inicio del partido. Sus jugadores pelearon mucho y con intensidad, pero casi siempre en el centro del campo y cerca de Aouate.
Con la entrada de Hemed y Nsue por Álvaro y Chico, Joaquín Caparrós dejó claro que iba a por el partido, objetivo que se puso aún más de cara para los locales tras la polémica expulsión por doble tarjeta amarilla de Thiago (min. 56). El colegiado apreció mano del barcelonista, pero las imágenes de televisión demostraron que no fue así.
El partido a partir de ese momento cambió de manera radical. El Mallorca se fue arriba de manera decidida y el Barcelona dio un paso atrás -Martín Montoya sustituyó a un desaparecido Cesc Fábregas- para intentarse sentenciar al contragolpe.
Lo que era un partido controlado por el Barcelona se transformó en una agonía continua para su portería, y sólo la genialidad de Messi y las carreras de Alexis le permitieron equilibrar, en parte, las acciones.
El astro argentino, precisamente, acabó con las ilusiones locales con otra jugada de las suyas, de esas que le han convertido en un "humano entre comillas", según lo definió Caparrós. Remató al palo y el rechace lo aprovechó Piqué para marcar el segundo y definitivo gol de un Barça que cerró el partido para irse al vestuario a tres puntos del Real Madrid, que poco después recibía a la Real Sociedad.
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